viernes, septiembre 29, 2006

Opinión 1: Informática

Informática... otra de esas palabras que han perdido todo el sentido por culpa de un mal uso. Preguntas como "¿sabes de informática?" han hecho que casi termine odiándola, os preguntareis "¿por qué?".

La respuesta es sencilla. Para cualquiera que haya visto como ha evolucionado este mundillo, la palabra informática ha ido creciendo en contenido hasta el punto de ser simplemente una refencia de todo un conjunto de disciplinas que engloban desde un hardware casi incontable a un software infinito.

Además está la popularización de una mal llamada informática. "Es el futuro, y todo el mundo puede manejar facilmente uno de estos ordenadores.", eso decían. A consecuencia de esto, aumentó el número de usuarios de esos trastos aunque no con ello el conocimiento que la gente normal pudiera tener de ellos.

Éste no es un pensamiento snob ni elitista. Es mucho mas simple: había gente interesada en estas maquinas y los programas que se podían manejar, y empezó a llegar gente que no tenía ese interés... nada mas que eso.

Y no quiero nombrar aquí los casos que últimamente conozco personalmente o llevo a ver en los canales de irc por los que deambulo a lo largo del día... Podría resumirlo en esta frase: "Son de lo peor, porque ni saben ni quieren aprender, pero encima se creen profesionales."

Nota: Digo que "son de lo peor" porque por desgracia alguien estará sufriendo la incompetencia que arrastran, sin comerlo ni beberlo, y eso me parece totalmente injusto.

Por otro lado, la gente compra un ordenador como si comprara un coche. Es decir, tiene que ser mas bonito y mas potente que el de los demás. Contadas y honrosas excepciones he visto de gente que antes de pedirme que les recomendara o que les hablara simplemente de una maquina, me dijeran para que la iban a usar. Que cosa mas complicada... "voy a comprar algo, pero ni se para que ni me importa, tu no te preocupes, que cuando la tenga ya aprenderé a hacer todo con ella." Je, je, je, je... Si este elemento se cree que seré yo el que haga que "aprenda a hacer todo" lo lleva clarísimo.

En fin, que me enrollo demasiado cuando solamente quería desahogarme un poco, para terminar os quiero decir que os entereis que la informatica no es una moda, sino un conjunto de herramientas que bien manejadas puede simplificar el tener que hacer tareas tediosas, puede ser una ventana a un mundo de informacion y ocio, y puede ser un medio de comunicación que nos permite encontrar (fácil) y conocer (menos fácil) a gente con interes afines a los nuestros.

Al menos eso es para mi. ¿Estaré equivocado?

jueves, septiembre 28, 2006

Momento 1: El momento del no-momento

Uno de mis últimos momentos es ver como alguien muy cercano a mí deja de ser aquella persona de conocía. Un fallo de memoria, un desplazamiento temporal de la mente. Personas, objetos, lugares... todo perdió el sentido para esa persona a la que tanto quiero. Una regresión de cuarenta años en un instante.

Sorpresa, miedo, desorientación, impotencia... todo un cúmulo de sensaciones ante una situación, que si bien se podía dar, te pilla con las defensas bajadas. ¿Quién está preparado para ver como esa persona tan cercana y querida no te reconoce? Creo que fue el momento mas duro de mi vida.

Quiero decir aquí que este episodio de fallo mental fue temporal, pero también se que en cualquier momento se puede repetir. Se puede repetir muchas veces. Incluso que un día esa mente se vaya a un periodo de su memoria del cual ya no vuelva. Esos días lloraré, lloraré por esa persona, pero creo que lloraré aun mas por mi mismo, porque habré muerto un poco, porque la memoria me habrá robado una persona a la que quiero con todo el alma, porque... por muchos porque que ahora no puedo escribir pero si sentir.

Quiza sea un pataleo, pero quiero dejar aquí escrito un deseo: me gustaría que la gente que me conoce no permitiera que me olvidara de quien soy y lo que soy. Ante la enfermedad no pueden hacer nada, pero hay una gran cantidad de formas diferentes de negarse la existencia, y es ahí donde un buen amigo puede ayudarme a ser quien realmente soy.

"Que alguien se lleve esa brisa,
que con sus suaves caricias,
se lleva los pedazos que forman mi vida..."

Momentos

Dicen los filósofos que somos lo que recordamos, esos fragmentos de nuestra propia historia a la que la mente nos permite acceder. Partes de ese continuo transcurrir por el tiempo que es la vida.

Por otra parte, algunos cinetíficos postulan que el cerebro memoriza todos y cada uno de los sucesos que nos acaecen en nuestro transcurrir por el mundo. Con todos los detalles relacionados con ellos. Una inmensa cantidad de información a la que, me atrevería a decir aquí, tenemos la suerte de no poder acceder porque seguramente enloqueceríamos.

En definitiva, somos lo que hemos vivido. Somos tan solo una colección de momentos.

miércoles, septiembre 27, 2006

Personal: Soy torpe, ¿y qué?

¿Quién no conoce a algún torpe? Porque los hay de todo tipo, forma y pelaje. Los hay que lo son caminando, los hay que lo son con el bricolage, los hay que lo son con lo tocante a la microtecnología... La lista es interminable.

Pues bien, yo también soy un torpe. Uno de esos de las microtecnologías. Contrariamente a lo que aparentaría para la gente que me conoce, una persona que se defiende con soltura con los mal llamados ordenadores, todos esos nuevos aparatitos que se han hecho tan comunes en la vida actual, me superan. Y no veaís hasta que punto. Os contaré la última.

Hace mas de un año que soy el "orgulloso" poseedor de uno de esos aparatejos llamados móviles. Con su pantallita, su menu gráfico con iconitos que creía que serviría para hacer mas humano mi trato hacia él, sus botoncitos que están pensados para gente que no tiene morcillas por dedos, y por supuesto, todo ese enorme abanico de funcionalidades que algún día alguien me tendrá que explicar para que las quiere la mayoría de la gente.

¿A que se nota el cariño que le tengo? :-)

Pues a lo que iba, por motivos que están fuera de lugar el contarlos aquí, me vi obligado a ponerme en contacto con un amigo para que me imprimiera un documento de forma urgente.

No, no tengo impresora. Si, si, vivo en la época de Atapuerca...

En fin, tenía que llamarlo por teléfono para ver si me podía hacer ese favor. Y tate aquí que se me ocurrió la genial idea de usar mi fantástico móvil para hacer esa llamada. ¿Por qué se me tuvo que ocurrir algo así? Después de un año y pico de inmaculado record de no hacer ni una sola llamada con él, se me mete en la cabeza que ese trastito en realidad puede servir de teléfono y no como pisapapeles o ese algo que pisan los papeles.

Os puedo jurar que me lo tome con la mayor ilusión del mundo, con una sonrisa de satisfacción en la cara... pero que poco me duró. Rápido descubrí que estas cosas se hacen en la intimidad del hogar y no en medio de una calle por la que iba dando un paseo.

Saqué el móvil del bolsillo, lo encendí, meti el pin de seguridad para que funcione (aquí pase un momento de tensión, porque después de tanto tiempo sin encenderlo creía que se me había olvidado), me deleite con una animacioncilla que tiene mientras carga todo el software que necesita para funcionar, y cuando estaba listo para hacer la llamada... me doy cuenta que no me acuerdo como se hacía para marcar el número y llamar.

Mi sonrisa se convirtió en una mueca de circustancias y empece a tomar, poco a poco, el color de un tomate.

Me metí en menus, me metí en listas de llamadas perdidas, llamadas realizas, las de los sms, las de los mms, lo que no acerte fue a caer en la de los juegos, porque en ese caso, al menos habría hecho una pausa para soltar una poca de la adrenalina que poco a poco empezaba a circular por mis venas en cantidades alarmantes.

Tanto toqueteé el trasto que al final no sabía ni como volver a ponerlo como al principio. Por dios, que ganas de estamparlo contra una pared y de esa forma terminar con mi agonía. Supongo que mi orgullo me impidió hacer eso. Si todo el mundo maneja un móvil no seré yo el único patoso que no sea capaz de hacerlo.

En ese momento creo que se alinearon cinco planetas en una galaxia lejana, y la diosa fortuna anidó en mí: con dos toques de teclas conseguí volver al estado inicial del móvil y hacer que apareciera un número en pantalla que indicaba la forma en que se marcaban los teléfonos.

Nuevo cambio de rictus, esta vez a uno de alivio, con resoplido incluido, pero los colores no se fueron, no señor...

Introduje el número de teléfono, pulsé la tecla verde (si, aquí la intuición funcionó, verde para marcar, roja para colgar...)... y comenzó el circo. Acerque el auricular a la oreja, pero me dió la impresión de que el microfono quedaba fuer del alcance de mi boca, entonces lo moví hasta dejarlo en una distancia intemedia. No debía tenerlo bien cojido porque se me giró, y con las morcillas que la genética me otorgo por dedos (papis os quiero mucho, pero este don os lo podíais haber quedado en propiedad) pulse o casualidades la combinacion adecuada de teclas y movimientos del minimando que tiene para navegar y desactive el micrófono.

Todo esto mientras el proceso de llamada continuaba.

Mi amigo descolgó el teléfono, pregunto cuatro veces quien era, y antes de la quinta, y yo trataba de volver a activar el micrófono con esa forma tan nuestra que tenemos los españolitos de hacer las cosas, es decir, pulsando a lo loco todos los botones que vemos, consiguiendo con ello colgar mi teléfono e interrumpir la llamada.

Si señor, el torpe en plena acción. Demostrandose a si mismo que si hay un dios, éste no lo llamo por el camino de usar los móviles, que con el tam-tam o una hoguera sería mil veces mas feliz. ¿Será posible? Cuanta frustración y vergüenza en un lapso de cinco minutos.

Para terminar, huelga decir aquí que poco después mi amigo me devolvió la llamada y le pude pedir el favor, con lo que todo terminó felizmente. Menos mal que mi amigo no es un torpe para estas cosas, como lo soy yo. :-)

martes, septiembre 26, 2006

Cuento 1: El pajarillo gris (25-09-2006)

Érase una vez un pequeño valle con su riachuelo, sus árboles, sus verdes pastos con flores silvestres, en fin, todo aquello que hace a un valle considerarse un sitio ideal para habitar.

En este valle, vivían un montón de animales. Todos dedicados a sus propios asuntos sin interferir con los demás, salvo pequeñas disputas que se resolvían rapidamente, con lo que la paz del valle no se veía perturbada durante demasiado tiempo.

Formaba parte de la fauna del valle un pequeño grupo de pajaritos, que ni destacaba por tener un plumaje colorido o tener un canto que embelesara los oidos de aquellos que los escucharán parlotear entre ellos en los momentos en que tenían que organizarse para hacer alguna tarea.

Si bien el valle no era el mas rico del mundo, si proveía a estos pajarillos de lo suficiente para subsistir sin demasiados problemas. Sin excesos, pero sin faltas. Vivían en su pequeño mundo felices, y por ello ninguno de ellos intento nunca salir del valle.

Del grupo de pajarillos, llamaba la atención uno de ellos, no por ser el de mas bello plumaje, no, de hecho lo tenia de unas tonalidades grises y en algunas partes parecía irregular, sino por tener un canto particularmente extraño, a veces melodioso que enamoraba y otras incisivo que traspasaba los timpanos, pero casi siempre en contraposición al canto de los otros pajarillos que componía la bandada... con lo que pese a estar con ellos se sentía distante.

Probablemente este era el pajarillo de todos los del grupo que podría volar fuera del valle... pero nunca lo había hecho. Prefería la extraña seguridad que le proporcionaba estar en un grupo que si bien no le proporcionaba todo lo que soñaba, si lo aceptaba de buen grado.

Si, los pajarillos sueñan, me lo dijo al oido un pajarillo gris una tarde de primavera que me encontraba paseando por un parque... pero esta es otra historia que quizá un día os cuente...

Todo transcurría tranquilamente, hasta que un día especialmente luminoso de la entrada de la primavera, aparecio una hermosa pajarilla. Su hermoso plumaje relucia al sol desprendiendo brillantes reflejos que aún hacía mas llamativa su figura. Pero fue su canto lo que atraía la mirada de todos aquellos animales junto a los que pasaba... era algo que nunca habían oido, y les parecia fresco y maravilloso.

Y como no podía ser de otra manera, esta pajarilla se encontro con el grupito de pajarillos, y se poso junto a ellos. Canto todas las cosas que había visto en sus incontables viajes, todos los paisajes que había conocido, todos los animales a los que había cantado... En pocas palabras, les conto que fuera de aquel valle había un mundo que merecia la pena conocer...

A este canto repondió el pajarillo gris. Cantó como nunca, como ni el mismo sabía que podía hacer, con una melodía que hacía el pequeño valle de este cuento fuera el paraiso.

Y se enamoraron. Se quisieron, como nunca antes habían podido enamorarse dos pajarillos tan diferentes y a la vez tan iguales. Y fueron felices, durante mucho tiempo, y esa felicidad se transmitía a aquellos que los rodeaban... eran como una primavera permanente que hacia florecer todo aquello que tocaban.

La pajarilla azul no cejaba en sus cantos del mundo mas allá del valle, y el pajarillo gris los escuchaba con atención. Cada día que pasaba estaba un poco mas decidido a dejar el valle y volar con la pajarilla a conocer ese mundo maravilloso del que tanto cantaba.

Pero tenía miedo. Tenía miedo a arriesgarse y perder todo aquello que conocía y le proporcionaba felicidad, que si bien no era plena era lo único que había conocido hasta que llego la pajarilla azul.

Este miedo acabo por sumir al pajarillo gris en el silencio, o en el mejor de los casos en cantos breves y sin transmitir esa alegría que había enamorado a la pajarilla azul. Y la pajarilla azul también dejo de cantarle con tanta pasión, con tanto cariño como antes...

Cansada de esperar, y no sabiendo que podía esperar del pajarillo gris, conoció a otro pajarillo del valle, no de la misma bandada, sino de otra parecida. No era gris, es lo de menos, solamente baste decir que hizo que volviera a cantar con esa alegría que cautivó a todos los animales del valle.

La pajarilla azul le cantó esto al pajarillo gris. Fue un canto breve, un canto suave, un canto que salía de lo mas hondo del alma. Decía que lo quería, que siempre lo querría, que era una de esos pajaritos que le habían proporcionado cosas nuevas, pero que había conocido a otro... uno que le proporcionaba otras cosas, que la hacia vivir la alegría del valle...

El pajarillo gris enmudeció. Se tomó unos minutos, e inicio un canto. Un canto que salía también de lo mas hondo del alma. Decía que se le había partido su pequeño corazón, decía que era el culpable de haber destrozado algo tan maravilloso, decía que la quería mas que nunca y que siempre la querría... pero también también había una clara alegría en aquel canto, una alegría con la que deseaba con todo su corazón que la pajarilla azul fuera feliz, que siempre estaría ese pequeño pajarillo gris esperandola para todo lo que necesitara...

Y el pajarillo gris lloró. Lloró de alegria por la pajarilla y de tristeza por si mismo.

No se cantaron un adios, mas bien fue un hasta que nos volvamos a encontrar, y no dejaron de verse y de cantarse sus sueños, inquietudes, esperanzas...

Pero todo esto hizo que el pajarillo gris cambiara: empezó a pensar que realmente si podía merecer la pena conocer ese mundo que existe fuera del valle, que la pajarilla azul además de enseñarle a querer, podría haberle enseñado a vivir.

Y sucedió... el pajarillo voló fuera del valle. No se si lo que conoció le gusto, no se si hizo que eso que hacía al pajarillo especial desapareciera... eso ya no me lo contó. Pero si se que volvió muchas veces al valle, a cantarle a una pajarilla azul lo que iba descubriendo...

Tampoco se si la pajarilla azul y el pajarillo gris volvieron a ser pareja, eso supongo que el tiempo lo dirá, pero se que esos dos pajarillos serían felices, porque para una cosa o para otra, se tendrían siempre el uno al otro...

Y en el valle, era otoño...

lunes, septiembre 25, 2006

Narración 1: A través de la ventana (24-09-2006)


Ventanas...
Imagen de Enric Santianyez Tio, enlace de contacto: http://www.treklens.com/gallery/Europe/Spain/photo135340.htm
Hoy en día no hay vivienda que no tenga sus ventanas. Dejan pasar la luz del sol, nos protegen del frío y del calor, y permiten renovar la atmosfera del lugar donde vivimos. Ciertamente es uno de esos inventos que hacen que nuestra vida sea mas fácil.

Además tienen una función mas, que es de la que quiero hablar aquí: una persona puede observar la vida que le rodea sin implicarse en ella, como un mudo espectador. Un mirador.

Desde esta premisa podemos clasificar las ventanas en función de ese pedazo de mundo que podemos observar desde ellas. No es lo mismo una ventana de una zona rural que una zona urbanita. Yo me centraré en las ventanas urbanitas, mas concretamente en mis ventanas.

Desde mis ventanas puedo ver tres espacios diferentes:

- El espacio vecinal, que es el patio de luces.

- El espacio de la calle principal, que es la clásica calle de edificios de seis plantas encerrada por ambos lados.

- La calle con el paseo que veo desde mi habitación, con una especie de espacio verde con un bloque de apartamentos al fondo.

Todos estos espacios tienen su espacio de humanidad. Pero para mi el mas interesante es lo que observo desde mi habitación.

Lo primero que me atrae es el verde. A primer golpe de vista, se ve un muro verde que emana vitalidad y reconforta el espíritu. Es la primera imagen que quiero ver todas mañanas, porque creo que es lo que me demuestra que estoy rodeado de vida.

En contraste a ese "muro" verde, solo tengo acceso a un pequeño trocito de cielo, que no de luz, pero que me permite ser participe de todo ese espectro de colores que puede dar: desde los azules profundos que provocan una sensacion de vertigo, hasta los grises oscuros que presagian la tormenta pero que se encargan de cerrar el circulo de la vida para mantener ese "muro" verde que tanto significa para mi.

El último elemento principal sería el bloque de apartamentos, del que no haré ninguna observación mas alla de que es una inmensa coleccion de ventanas, detras de las cuales hay personas que son las que deberían de escribir sobre lo que ven desde ellas.

Tenemos el escenario, pero faltan los actores: las personas.

Una enorme cantidad de personas pasan por delante de ella todos los días. Unas mas viejas, otras mas jóvenes. Unas mas altas, otras mas bajas. Unas que andan mas rapido y otras mas despacio... Personas que pasan por delante de mi, sin saber de mi, y sin saber que alguien pueda estar interesado conocer mas cosas de ellas.

A veces me encuentro fijandome con mas detalle en alguien en particular. No la conozco, no es algo calculado, es simplemente un destello de interés que te permite implicarte un poco mas en ella y pienso que se esta preguntando algo como:

- ¿Habrá alguien observandome desde su ventana que quiera saber algo mas de mi?

Entonces todo mi cerebro se pone en marcha para hacer que la respuesta a esa pregunta sea si.

Me pregunto cosas como que piensa, que siente, si tendra pareja, si en el trabajo estará contento, si tiene hijos, si sera feliz... Todas estas cosas y muchas mas pasan como un relampago por mi cabeza y empiezo a construir una fantasía que dote a esa persona de unas cualidades vitales que la saquen del simple anonimato de una carcasa vacia que es lo que observo desde mi ventana.

Tomo todos los detalles que puedo observar y condicionas con ellos la personalidad de la persona que atrajo ese interés. Es un ejercicio mental realmente interesante, de verdad, porque te exige imaginación y dotes de observación.

Cuando terminas el puzzle, tienes una persona mas o menos completa, con profundidad existencial: ya no es un ser anonimo. A algunas, incluso me atrevo a ponerles nombre.

Pero... pero todo esto es una mentira. Un simple ejercicio, esa persona no es así, no tiene esas inquietudes ni sentimientos. Una mentira sin malicia.

Las ventanas nos dejan ver, pero no nos dejan conocer, no nos dejan sentir, nos aislan de lo que nos rodea en un sentimiento de falsa seguridad que hace que la humanidad sea mas fría cada día que pasa. Cada vez hay mas ventanas en el mundo... y no es una idea que me tranquilice.

De hecho me inquieta... me inquieta demasiado. ¿Cuántas personas habrá ahí fuera que quisieran que las conozcan un poco mas? ¿Cuántas querrán que las escuchen un poco para compartir lo que sienten?

Pienso que yo soy una de esas personas, y se que desde mi ventana no me verán para poder interesarse por mi. Así que me sumergiré en esa corriente de vida humana, y me dejaré llevar durante un rato... para preguntarme:

- ¿Habrá alguien observandome desde su ventana que quiera saber algo mas de mí?

Y el ciclo se cerrará de nuevo...

El mérito de ser "El oscilador armónico"

¿Quién no sabe que es un oscilador armónico?

Si, cierto, es lo que comunmente llamamos muelle, sólo que en lenguaje científico (para ser mas precisos, en el campo de la Física). Es un artefacto curioso, con multiples aplicaciones, sin el que probablemente no tendríamos muchas de las comodidades de las que disfrutamos.

Pero quiero fijarme ahora en el movimiento que describe. A lo largo de un eje, se moverá de su estado de máxima extensión al de mínima, y así una y otra vez. Si lo se, hay rozamiento y demás factores, que impiden que en el mundo real un oscilador armónico ideal realize ese movimiento perfecto, pero no es lo que quiero destacar aquí. :-)

Al igual que él, así puedo describir lo que pienso contar en este weblog: dentro de unos límites trataré de moverme para contar cosas, tanto de pensamientos como de opiniones.

Uno de ellos serán las buenas formas. Entendiendo por estas a palabras que no ofendan, no hieran, que puedan incitar a la discrepancia porque nadie está en posesión de la verdad, pero para aprender mutuamente de las opiniones que tiene cada cual.

Un muelle también refleja como pasamos por la vida: momentos buenos, momentos malos, momentos simplemente... moviendonos en una curva con máximos y mínimos, pese a que lo que quisieramos es estar siempre en la parte alta de la misma.

Y por último, y puede que esta sea realmente la razón por la que decidí que este podría ser un nombre adecuado para mi weblog, porque soy una persona de pensamiento inquieto, variable, que está mas dispuesto a aprender de los demás que de ser el que enseñe.

¿Me habré equivocado? :-)

Otro weblog en la red...

Antes de empezar este camino, creo que es necesario que cuente aquí lo que espero, lo que quiero o lo que busco con esta página web. Y de la misma forma lo que no.

No busco notoriedad, no quiero admiración. Sinceramente no creo que esta página tenga mas sentido que el de colgar en el inmenso tablón que hoy por hoy es Internet una serie de pensamientos, opiniones, relatos... en un ejercicio por tratar de mejorar mi forma de expresar las cosas que llevo dentro.

No quiero destruir, quiero construir. No sirve de nada decir que las cosas están mal y no aportar ideas que las mejoren.

Y quiza espero, que quiza, de una forma peregrina, las cosas que escribo le pueda servir de algo a alguien. Compartir es algo que todos deberíamos de hacer (aunque sólo sean ideas o pensamientos), y seguro que todo lo que nos rodea sería mejor.

Sin mas, me pongo a ello :-)